UNA VIDA DE MISIÓN

Darse a los demás

El trabajo de las dominicas del Rosario de El Seybo demuestra que todo lo que se haga para lograr más humanidad es positivo

Patricia Rosety con las dominicas en El Seybo, República Dominicana.
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Patricia Rosety con las dominicas del Rosario de El Seybo en sus días de voluntariado

Patricia Rosety, jefa de Tribunales de COPE

Publicado el - Actualizado

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Sintieron la llamada de Dios, la llamada de vivir el Evangelio con la gente pobre en lugares que entonces estaban lejos de su tierra, aunque ahora la misión está en cualquier sitio. Sintieron la llamada de ayudar en el mensaje de Jesús a otros pueblos que lo necesitaban y darles apoyo social. Era su vocación, buscaban una experiencia de misión y por eso eligieron una congregación misionera. Se trata de cuatro misioneras de tres nacionalidades distintas. Dos españolas, una guatemalteca y una congoleña. María del Carmen Rodríguez “Carmela”, Pura González, Ernestina y Teresa. Las cuatro forman la comunidad de las Hermanas Misioneras Dominicas del Rosario en El Seybo, República Dominicana. Estuve de voluntariado, recientemente, en El Seybo con los frailes dominicos, pero la Familia Dominica, como allí la llaman, es amplia y está unida. Me acerqué a verlas y hablé con ellas de su vocación. 

La más veterana es Carmela, de León, que lleva 51 años en República Dominicana, y salvo uno, todos en El Seybo. Es su segunda patria, me comenta. Pura, que es de Pamplona, tras conocer varios países de Iberoamérica, lleva 16 en Dominicana y cinco de ellos en El Seybo. Las que menos tiempo llevan son Ernestina de la Cruz, guatemalteca, que lleva 8 meses, aunque vivió en otro sitios del país, y Teresa, de la República Democrática del Congo, que es la más joven, es muy joven, y lleva 7 meses. Desde El Congo llegó a El Seybo por sugerencia de sus superioras

Las cuatro misioneras en El Seybo

Las cuatro misioneras en El Seybo

Su principal función es la Educación. En la Escuela del Rosario ha estudiado casi todo El Seybo, pero están en otras muchas labores. Están en el apoyo a la mujer, que estaba muy sometida al hombre, en la formación de catequistas, en comunidades de base y en el acompañamiento de laicos dominicos, que llegan donde no pueden llegar los religiosos.

Cuando hablan de la misión sonríen. “Merece la pena estar al lado del más débil”, dicen las cuatro. Son felices en la misión, a pesar de los momentos duros que hayan podido vivir, que son muchos. “Lo importante es ocuparse de quien lo necesita”. Hacen visible eso de “dar es felicidad”. Para Carmela “es motivo de satisfacción poner tu granito de arena para que los demás cambien, eso te lo da la misión y merece la pena”.

Todo lo que se haga para lograr más humanidad es positivo, dice Pura a COPE. Observa que hay carencia de humanidad en toda la sociedad, se ve con facilidad a través de los medios de comunicación, que no nos lo cuenta todo, señala. Hay una deshumanización muy grande, y ellas apoyan plenamente lo humano.

Y en ese apoyo están al lado de los campesinos, a quienes les quitan las tierras con mucha facilidad, como es el caso de “los Peregrinos de El Seybo”. El Gobierno les dio la tierra en 1975 pero llegó un terrateniente, con violencia, con muerte de un niño incluida, y se la quitó. Y en esa lucha llevan desde 2018 sin respuesta por parte del Gobierno. Las Dominicas del Rosario, la familia Dominica, apoyan a los campesinos, es una causa justa, y al movimiento campesino, todavía, le queda mucho, manifiestan. Es frustrante, decepcionante no conseguir respuestas, nos dice la guatemalteca Ernestina. Habla de indignación porque “se hace mucho esfuerzo pero no se consigue nada, no hay quien te escuche”. Y se pregunta, “¿ qué salió de esto?”. A veces no se consiguen las cosas, pero siguen apoyando a quien lo necesita.

Retrato de la hermana Carmela en el ayuntamiento de El Seybo.

Retrato de la hermana Carmela en el ayuntamiento de El Seybo.

Estas Dominicas del Rosario son mujeres con fuerza. Apoyaron al pueblo en una huelga para conseguir la luz, luz para El Seybo. No tenían porque las autoridades no lo consideraban necesario, no había industria, era un pueblo pobre y gastaban menos. Pero la consiguieron y tienen luz las 24 horas del día.

Teresa, la congoleña, estudia Teología, y también español, está feliz en su misión, está feliz en El Seybo. Con un vestido africano, de colores vivos, derrocha alegría, es pura sonrisa. Dice que está feliz en esta experiencia. Y habla de lo alegre y acogedor que es el pueblo dominicano, de lo alegres y acogedores que son en El Seybo. Puedo dar fe de ello. Lo mismo opinan Pura, Carmela y Ernestina. Pura habla, además, de lo cariñosos que son. Carmela de lo que valoran al misionero, porque el misionero para los seibanos es alguien importante, alguien a quien necesitan. Y a Ernestina le enorgullece que el seibano presuma de haber estudiado en el Rosario.

El lema del DOMUND de este año es “ Id e invitad a todos al banquete”. Las Dominicas del Rosario y los frailes dominicos me invitaron y compartí con ellos y con el pueblo seybano. Feliz. Gracias.

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