El día que, por un error informático, casi se desata una guerra nuclear a escala global
Las bombas atómicas marcaron el final de la II Guerra Mundial. Sin embargo, fue el comienzo de algo que el futuro daría problemas: las armas nucleares
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki en 1945 marcaron el final de la II Guerra Mundial, en 1945. Sin embargo, fue el comienzo de algo que el futuro iba a dar más de un quebradero de cabeza, por no mencionar los problemas a futuro: la era de las armas nucleares y el riesgo de una guerra nuclear.
Durante la Guerra Fría, la política de destrucción entre estados Unidos y la Unión Soviética implicaba que si una de las dos naciones usaba armas nucleares contra la otra, había que responder de la misma forma y al mismo nivel.
Es por ello que, durante este periodo de la historia, y varias veces después de la Guerra Fría, los ciudadanos de todo el mundo estuvieron conteniendo el aliento al ver que las naciones más poderosas del mundo se acercaban a una posible guerra nuclear. Por suerte, para la humanidad, en todos y cada uno de los momentos pasado, en donde la posibilidad casi se vuelve realidad, hubo algo o gente con sentido común que impidieron la catástrofe, salvando a la humanidad en el proceso. Tanto es así que queremos hacer una repaso por una de esas veces que casi se desata una guerra nuclear.
Un fallo informático
Todo ocurrió a medianoche, el 26 de septiembre de 1983, en un búnker, al sur de Moscú. Los operadores de los satélites soviéticos recibieron una señal de alerta de que se había lanzado un misil nuclear estadounidense Minuteman y que en 20 minutos se estrellaría en suelo ruso. Además, en ese momento las tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética estaban muy mal debido a que, a principios de septiembre, los soviéticos derribaron el vuelo 007 de las aerolíneas coreanas, que hacía la ruta de Nueva York-Seúl. Lo que pasó es que el avión sobrevolaba espacio aéreo restringido de la Unión Soviética, por lo que optaron por derribarlo al creer que era un avión espía. Murieron 269 personas (todas las personas que viajaban a bordo), entre ellas el congresista estadounidense Larry McDonald.
El protocolo exigía avisar a los superiores para lanzar una ofensiva adecuada (que era un ataque de represalia total), que habría iniciado la Guerra Nuclear. Sin embargo, el teniente coronel soviético que se encontraba en el turno de noche, Stanislav Petrov, decidió no seguir el protocolo: "Todo lo que tenía que hacer era coger el teléfono; levantar la línea directa a nuestros altos comandantes, pero no podía moverme. Sentí como si estuvieras sentado en una sartén caliente", es lo que declaró Petrov al recordar el incidente. ¿Por qué no siguió el protocolo? La respuesta es muy simple, pensó que podía ser una falsa alarma y tomó la decisión de esperar.
Sin embargo, al pasar el tiempo, el sistema detecto 4 misiles más. De esta forma, el sistema detectó hasta 5 misiles norteamericanos. Parecía un auténtico ataque nuclear. ¿Qué hizo Petrov? Nada. Pues pensó que si Estados Unidos quisiera atacar a la Unión Soviética no lo haría con solo 5 misiles, en su lugar enviaría cientos de estas armas nucleares.
Aun así, Petrov, no tenía forma de saber si su teoría era cierta hasta que pasara el tiempo suficiente. Esto hacía que, en caso de que el ataque nuclear fuera de verdad, las armas alcanzasen sus objetivos. Esto convertía su decisión en la mayor apuesta de la historia de la humanidad. Pasaron 23 minutos, y la teoría de Petrov se confirmó, todo fue una falsa alarma. Por lo que dedujo que había un fallo en el sistema de seguridad. ¿Cómo pudo fallar el sistema de detección de misiles? Falló de la misma forma que a nosotros nos puede fallar el ordenador, pero a mayor escala. Resulta que el satélite espía ruso se había alineado con el Sol y la Tierra, de tal forma que confundió la luz solar reflejada en las nubes con misiles.