PERÚ

Castella, a hombros, salva la última tarde del Señor de los Milagros en Lima

Una tarde de expectación, se convirtió en decepcionante por el juego de los toros. Castella cortó dos orejas.

Sebastián Castella en su salida a hombros este domingo en la Goyesca de Lima

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

El ganado fue desigual en su juego, algunos bien presentados y con trapío, pero que decepcionó en términos generales y que no permitió el lucimiento en una tarde que era de fiesta y sol ideal para una corrida goyesca.

En su primer toro, "General", de 581 kilos y del hierro del Olivar, Castella lanceó a la verónica y el toro salía contrario, acusando desde un inicio querencia en tablas. Fue picado en lo alto y en el tercio de muleta se refugió en la puerta de chiqueros. El matador fue por él y, a fuerza de insisti,r lo metió en la muleta por el pitón derecho, logrando engarzar algunas tandas de derechazos por bajo que remató con el de pecho. El mérito de la faena fue insistir en los terrenos que pedía y no dejarle espacio para huir. Faena entregada, con mando y ligazón toreando en corto para extraer series compuestas. Extrajo la esencia de nobleza que el toro tenía y todo el mérito fue de él. Estocada entera algo trasera que fue suficiente. Se le concedió una oreja de ley.

En el quinto, "Espumoso", de 536 kilos, Castella destacó con el capote un vistoso quite por chicuelinas que remató con una revolera. Su faena de muleta la inició con estatuarios y el toro acusó nobleza y tuvo recorrido, resultó el mejor de la tarde. Sonó el pasodoble Nerva y la faena fue a más, con tandas ligadas y muy templadas de derechazos cambiando de mano para rematar con el de pecho. Naturales hondos y cadenciosos, con la lidia exacta que el toro pedía, luego invertidos eternos con la explosión de júbilo del público que se puso de pie. Gran tarde del torero de Beziers, por su entrega, voluntad y confirmando el buen momento por el que atraviesa. Marró el primer intento y luego dejó una entera, con los pañuelos inundando la plaza y pidiendo la oreja que fue concedida por la autoridad. Vuelta al ruedo triunfal.

Andrés Roca Rey toreaba por segunda vez en esta Feria. La afición siempre desea verlo y esta vez, Acho no lo vio triunfar en lo alto, como es su costumbre. Su primer toro acusó peligro sordo. Al inicio lances de verónica de manos bajas y tras un corto puyazo hace un quite nuevamente por verónicas. En el tercio de banderillas destacó el banderillero peruano Dennis Castillo que se desmontera y recibe ovación. El toro era incierto y pese a ello el peruano intentó torearlo de rodillas, por lo cual casi resultó cogido. Bajando la mano, intentó por naturales para someter la crudeza del toro. Luego por derechazos en terrenos comprometidos, mandando y exponiendo pero el toro podía ir por él. Pinchó y al tercer intento dejó una entera. Silencio.

En el toro de cierre de feria, un colorado bajo codicioso y bien armado, bonito de tipo, Roca Rey salió decidido y lanceó a la verónica. Nuevamente se dejó al toro sin picar e hizo un vistoso quite por chicuelinas. El toro, que era escaso de fuerza y algo descordado, rodó un par de veces y en cada tanda se salió de la suerte impidiendo ligazón en la poderosa muleta del peruano. Insistió a media altura pero no logró cuajar una faena. Decidió abreviar y se entregó en una estocada entera, pitos en el arrastre y silencio para el matador. 

Morante de la Puebla estuvo en una tarde opaca y la suerte no lo acompañó con sus toros que mansearon, sobre todo el primero que no permitió mayor lucimiento. Pudo mostrar más entrega que la afición pidió sobre todo con el cuarto, al cual castigaron en varas y en la muleta era gazapón y sin fijeza. No había tela por cortar, ya que el toro no humillaba y salía de cada tanda con la cabeza en alto dificultando la labor del sevillano. El público lo abroncó, pero también debe entender que todos los toros no son de lucimiento pero si deben ser lidiados. Pitos en el arrastre y bronca al matador.

Lima (Perú), domingo 1 de diciembre de 2019. 5ª de Feria. Goyesca. Casi lleno.

Toros de La Viña (1°, 3, 4° y 6°), desiguales en presentación y con mansedumbre. Y dos de El Olivar (2° y 5°), con trapío, nobles pero escasa fuerza. Destacó el quinto que fue el mejor de la tarde.

Morante de la Puebla, silencio y pitos.

Sebastían Castella, oreja y oreja.

Andrés Roca Rey, silencio y silencio.

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