El concepto al natural de Fabio Jiménez salva otra noche intrascendente en Las Ventas

La cuarta y última novillada clasificatoria de las nocturnas de Las Ventas venía muy pregonada desde el mediodía por la seriedad de cabezas en algunas de los novillos de El Cotillo y los Hermanos Collado Ruiz. Seriedad que después vino a menos por el comportamiento descastado de la mayoría de ejemplares, que sacaron una nobleza sin sal que no asustó a nadie.

Abrió noche un novillo de buida arboladura que se movió rebrincado y sin celo desde los primeros tercios. En el de banderillas echo mano a Azuquita cuando intentó colocar el segundo par. Un milagro que no calase el pitón. Manolo Vázquez, con la alternativa anunciada este mismo miércoles, demostró que tiene buen corte y concepto pero también que anda con muchas precauciones delante de la cara de sus oponente. Hubo un par de naturales bien trazados dentro de un trasteo que no alargó en demasía. Se atascó con el descabello en demasía.

Mas breve fue la faena al desbravado cuarto, que embistió sin ritmo ni entrega y con el que sevillano estuvo de nuevo desconfiado.

El primero del lote de Fabio Jiménez trajo una cabeza más amable dentro de un hechuras buenas y descolgadas desde que salió por chiqueros. El de Hermanos Collado Ruiz volteó de forma dramática a Pablo García en banderillas, recibiendo un puntazo en la rodilla izquierda. El riojano demostró que tiene bien aprendido el oficio y que sabe manejar con temple y expresión la muleta. Destacó sobre todo en el toreo al natural. Muy encajado y dotando de profundidad a los muletazos. Pero no hubo rúbrica correcta con la espada y perdió la posibilidad de puntuar.

El quinto fue un toro con toda la barba por seriedad e cara y cuajadas hechuras. Pero faltó motor y empuje para mover esa carrocería. Fabio volvió a mostrarse firme y seguro pese a las desclasadas embestidas del de Collado Ruiz. Predominó la armonía de formas y la limpieza de los muletazos.

Mario Navas se estrelló con un tercer novillo inválido que se derrumbó nada más comenzar la faena. Hubo muy poco donde rascar.

El vallisoletano firmó los mejores lances de las cuatro nocturnas en el salido capotero al sexto. Verónicas de empacado temple y sobre todo tres medias rematadas en la cadera que hicieron crujir a los tendidos venteños. Pero después el de El Cotillo echó muy rápido el cierre y se aplomó sin dejar opciones de nuevo a Mario que, aún así, dejó algún redondo y un final por bajo preñados de

sabor a torería añeja. Pinchó antes de dejar una estocada en buen sitio que le hizo saludar una ovación.