MADRID

Roca Rey, por la vía de un valor inquebrantable, conmueve a Las Ventas

El torero peruano corta una oreja en la Corrida 'In Memoriam' y el palco le niega otra tras una petición mayoritaria.

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Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

6 min lectura

No pudo salir más chapucero el inicio de la Corrida ‘In Memoriam’ con una banda de música sin atender al minuto de silencio en recuerdo de José Cubero ‘Yiyo’ mientras las cuadrillas aguardaban el cese del pasodoble. Cuando se hizo el silencio, poco duró. Los de la turra del ‘Viva España’ no tardaron en soltarlo… en fin… habría que repensarse este tipo de homenajes si no hay un protocolo bien establecido y el público no respeta el momento de recogimiento.

La tarde tuvo un protagonista claro. Y ese fue Andrés Roca Rey, que volvía a Madrid después de un San Isidro de mediocres resultados y un ambiente a la contra. El peruano respondió donde hay que hacerlo, en el ruedo y con sus armas. Una personalidad a prueba de bombas que rindió Madrid.

Se le vino al pecho el tercero a Roca Rey, un toro de escasa entidad para Madrid que sacó complicaciones más que evidentes. Hacía caso omiso a los capotes, apretaba para los adentros y recortó viajes durante el tercio de banderillas. Embutido en un traje burdeos y azabache como el que tantas veces vistió Yiyo, Roca Rey se fue al tercio para iniciar faena. No le importó ni el viento que se había levantado ni la violencia que estaba demostrando el de Toros de Cortés. Cite de lejos y dos cambios por la espalda que resultaron de un achique de espacios que ni un equipo de Arrigo Sacchi. Al natural se puso el peruano con el toro más atemperado. Se pasó las embestidas muy cerca, todo a puro huevo, mas falto un punto de limpieza por esa escasez de espacios. Todo estalló cuando se echó la muleta a la diestra. Ligazón y mando para domeñar las embestidas y las brusquedades del toro. Y otra más por el mismo palo con un atragantón en forma de colada que salvó Andrés sin inmutarse ni rectificar terrenos. Un final angustioso en las cercanías donde puso en pie a la plaza de Las Ventas tras un portentoso ejercicio de valor. Varios pases cambiados fueron casi contrarios a las leyes físicas. Se tiró derecho como una vela para dejar una estocada hasta las cintas en todo lo alto, pero el toro se resistió a caer mientras lo que había caído ya desde el palco había sido el primer recado en forma de aviso. Erró con el descabello en una primera ocasión antes de atronar al toro en el segundo. La petición fue fortísima y la oreja, de un gran valor.

El encastado sexto se venía como un rayo a cualquier estímulo que tenía por delante. Caballo, banderilleros y una muleta de Andrés Roca Rey que prologó la faena por unos estatuarios de planta clavada. El toro seguía embistiendo con fuerza y a Roca se le vio un poco atascado, sin fluirle el toreo. Entre las protestas de unos y las ovaciones de otros, llegó el susto. Una fuerte tarascada a la altura del pecho y varios derrotes en el aire que conmovieron a la plaza. Ahí llegó el éxtasis, con el torero volviendo a la cara del toro encarándose con el de Cortés y con los tendidos más beligerantes. Ahora sí, sacó dos tandas rotundas por el pitón derecho, vaciando por debajo de la pala del pitón y con la cintura quebrada para llevar larga y sometida la embestida. La plaza en ebullición como hacía tiempo no se veía. Dejó un metisaca y media estocada arriba, a lo que se agarró supuestamente el palco para no conceder una oreja que pidió la plaza de forma mayoritaria. Injusticia reglamentaria más allá de matices y detalles. Roca Rey se había jugado la vida limpiamente y se fue con el reconocimiento de la plaza de toros de Las Ventas. Una torero respondiendo como la figura que es.

Pronto vio las bondades del primer toro del festejo El Juli. Verónicas de mano baja saliéndose hacia más allá del tercio para rematar de una acinturada media. El de Toros de Cortés metía la cara con claridad por ambos pitones y lo aprovechó Julián primero en un ajustado quite por chicuelinas y después Talavante en uno muy templado a la verónica. Tras el brindis al cielo, la apertura de faena y una primera tanda por el pitón derecho llegaron las voces destempladas contra Julián, que hizo caso omiso para dejar una buena serie el natural primero y otra ligada y mandona a derechas. Fue alternando los pitones el torero madrileño, aunque el conjunto bien es verdad que no terminó de romper pese las buenas condiciones que mostró el toro y el correcto trato que le dispensó El Juli. No fue larga la faena, medida de todo más allá de los reproches precobedidos. La espada viajó muy trasera y caída y ahí si tuvieron su porqué las protestas. Sonó la ovación tanto para el buen toro como para el torero, que declinó salir al tercio.

Tras el paso del ‘Terremoto Roca’, El Juli lidió un castaño de Toros de Cortés de más cuajo que arboladura. Sin romper el astado y paciente el madrileño, que tras consentirle de primeras, apretó al animal por abajo en una tanda en redondo de mano baja y profundo trazo. Un desarme y una tanda al natural aminoraron la intensidad alcanzada anteriormente. Volvió a la diestra para retomar sensaciones y unanimidad en los olés. Volvió a apurar una tanda más por este pitón, pero la embestida del toro estaba ya muy desgastada. Media estocada tendida y trasera, pero muy agarrada, necesitó de varios golpes de verduguillo, errores con los que se escapó la posibilidad de puntuar a El Juli.

Sacó nervio en los primeros tercios el toro que abrió el lote de Talavante. Se arrancó con brío al caballo y después tendió a apretar para los adentros en banderillas. Se dobló con él el extremeño y pareció afligirse el de Victoriano, que rebajó revoluciones ya desde la primera serie de muleta. Dijo poco el toro y dijo poco el torero, empeñado en intentar sacar agua de un pozo totalmente seco.

El quinto metió la cara con claridad y humillación desde que salió por chiqueros. A compás las verónicas de recibo de Talavante que gustaron y llegaron al tendido. Pero tras el tercio de banderillas, el de Victoriano del Río comenzó a gazapear, a embestir sin entrega alguna y de manera muy sosa. No se extendió mucho el torero extremeño, que por segundo año consecutivo ha pasado por Madrid siendo una sombra del torero que hechizó a esta plaza antes de su retirada temporal.

Madrid, domingo 11 de junio de 2023. Corrida ‘In Memoriam’. Lleno de ‘No hay billetes’.

Tres toros de

(2º, 5º y 6º) y tres de

(1º, 3º y 4º), de dispares hechuras y comportamientos. Noble y enclasado el primero; desfondado rápidamente el tercero; un tercero vibrante dentro de sus complicaciones; exigente con un buen pitón derecho el cuarto; sin casta un quinto venido a menos; y un sexto encastado y exigente.

Julián López ‘El Juli’, ovación y saludos tras aviso.

Alejandro Talavante, silencio y

Andrés Roca Rey, oreja tras dos avisos y vuelta tras aviso y petición de oreja.

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