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Desesperación y supervivencia de canarios durante la DANA: "Fue como una película. En media hora, el agua comenzó a arrastrarlo todo"

La angustia se siente en cada rincón afectado, donde familias como la de Ángela, Darío y Oli luchan por mantener la esperanza en medio del caos

Vehículos Amontonados por la DANA
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Afectados por la DANA

Bryan Estupiñán

Tenerife - Publicado el

3 min lectura

La Comunidad Valenciana se enfrenta a uno de sus episodios más devastadores tras las intensas lluvias y el desbordamiento de ríos, una catástrofe que deja tras de sí un rastro de destrucción y más de 217 vidas perdidas. Familias enteras han tenido que buscar refugio de emergencia, mientras que los equipos de rescate trabajan sin descanso para localizar a los desaparecidos. Entre estas historias, surgen voces que narran el dolor, la incertidumbre y la fuerza con la que han resistido estos días de caos y miedo.

Ángela Verge: la incertidumbre desde la distancia

Ángela Verge, canaria de origen, trabaja como bibliotecaria en la Universidad de Valencia y, aunque reside en una zona menos afectada, vivió momentos de angustia mientras la tormenta arrasaba con pueblos enteros. “Nos avisaron desde el miércoles que nos quedáramos en casa, cerraron la universidad para evitar riesgos. Sin embargo, a mi marido le tocó ir a trabajar, y cuando la situación se puso crítica, quedó atrapado en su lugar de trabajo”, relata.

Para ella, la falta de preparación en algunas áreas ha sido alarmante: “No tener equipos de emergencia en una región acostumbrada a lluvias es bastante sangrante. La Universidad actuó a tiempo, pero otras empresas no tomaron las mismas precauciones”, cuenta. Su esposo pasó la noche en el polígono anegado, sin electricidad y con el miedo latente de no saber si lograría regresar a casa. "El miércoles volvió a las dos y media de la tarde, exhausto y con historias de destrucción y miedo a su alrededor".

Darío Soriano: "Fue como una película de terror"

Para Darío Soriano, la tragedia llegó en forma de una inundación tan rápida y devastadora que dejó a la comunidad sin palabras. “Esto fue como una película. En media hora, el agua comenzó a arrastrarlo todo”, recuerda, aún impactado por la violencia de la riada. Pese a los avisos de los días previos, “nadie esperaba lo que ha pasado”. Aunque logró mantenerse a salvo, Darío tuvo que lidiar con el terror de ver cómo su hogar y sus pertenencias se convertían en escombros.

Ver a sus vecinos en situaciones de desesperación ha sido una experiencia transformadora. “Es difícil de explicar el nivel de destrucción. Uno se queda sin palabras, simplemente sin saber qué hacer”, dice con la voz quebrada, mostrando cómo el desastre ha afectado profundamente a toda su comunidad.

Oli: el desborde de solidaridad y resiliencia

Oli también vivió en primera persona la tragedia, pero desde una perspectiva diferente: la de quien intenta ayudar en medio del desastre. Oli, que se unió como voluntario para colaborar en los rescates y el reparto de suministros, describe cómo las carreteras y las calles se convirtieron en barreras de lodo y escombros. "Era como si la naturaleza hubiera decidido arrasarlo todo de un golpe. No había lugar seguro, todo estaba cubierto de barro”, cuenta.

A pesar de la dureza de la situación, Oli habla del enorme espíritu de solidaridad que ha encontrado entre vecinos y voluntarios. “La gente se organiza como puede, cada uno pone lo que tiene, porque aquí todos necesitamos ayuda. No importa si conoces a la persona o no, simplemente te arremangas y haces lo que puedes”.

Las historias de Ángela, Darío y Oli no solo muestran la dimensión de esta catástrofe, sino también la fuerza humana que emerge cuando todo parece perdido. Entre la devastación y el lodo, cada uno de ellos continúa con la esperanza de que su comunidad encuentre, poco a poco, el camino de regreso.

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