Hasta cinco años de cárcel para un clan familiar que vendía droga en una pizzería de A Coruña
Son cuatro miembros que traficaban en domicilios y el negocio de un investigado
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Audiencia Provincial de A Coruña
Coruña - Publicado el - Actualizado
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Cuatro hombres integrantes de un clan familiar dedicado a la venta de droga en la ciudad de A Coruña han aceptado penas de entre cinco y dos años de prisión y el pago de multas de entre 150.000 y 45.000 euros. Ha sido en el juicio celebrado este miércoles en la sección segunda de la Audiencia Provincial de A Coruña.
Lo han hecho tras un acuerdo entre la Fiscalía y las defensas, al reconocer los hechos los procesados y acordarse una rebaja de la condena. Esto al incluirse la atenuante de consumo de drogas tóxicas y estupefacientes por parte de los encausados.
Durante la vista, el Ministerio Público retiró la acusación a una quinta persona, una mujer que estaba investigada por los mismos hechos.
Así, los cuatro procesados han sido condenados a un año de prisión por integración en grupo criminal. Además, a dos de ellos se les ha impuesto una pena de cuatro años por tráfico de drogas y una multa de 150.000 euros y a los otros dos, un año de cárcel y el pago de 45.000 euros. La sentencia ha sido declarada firme.
TRaficaban en distintos puntos de la ciudad
Según el escrito de acusación fiscal, el Grupo de Estupefacientes de la UDYCO de A Coruña tuvo conocimiento a través de quejas ciudadanas de que se estaban produciendo actividades relacionadas con el tráfico de sustancias estupefacientes por parte de un "grupo familiar" en distintos puntos de la ciudad de A Coruña.
Gracias a los puntos de vigilancia y las intervenciones telefónicas, se identificó a un total de cinco personas. Son un tío y su sobrino, dos hermanastros del primero y su expareja que, de forma individualizada y conjunta, actuando de manera coordinada, participaban en un entramado de venta de drogas en el que "cada uno de ellos había asumido diferentes funciones".
Los toxicómanos acudían a los domicilios y al negocio de los investigados para comprar dosis o bien lo hacían en puntos convenidos telefónicamente con los investigados, que también cruzaban llamadas en relación a los estupefacientes. Los hechos se produjeron en cuatro puntos de la ciudad ubicados en un radio aproximado de 200 metros, entre ellos una pizzería regentada por los principales acusados.