Madrid - Publicado el - Actualizado
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La convivencia del lobo y de la ganadería extensiva es imposible. Esa es la conclusión más importante que se puede extraer de la conferencia organizada por un grupo de eurodiputados, entre los que se encuentran las españolas Pilar Ayuso y Lidia Senra, que se celebró el día de San Isidro en la sede del Parlamento Europeo.
La segunda conclusión es la petición que han hecho los miembros de la Cámara a la Comisión Europea para que apruebe lo que han denominado un “Plan Lobo” para toda la Unión Europea, en el que se tenga en cuenta la difícil situación por la que atraviesan los ganaderos de una serie concreta de regiones de países como España, Francia, Italia o Austria, por citar tan solo algunos.
En España la situación más complicada se da en Castilla y León y, dentro de ella, en las provincias situadas al sur del Duero. Según puso de manifiesto el director general de Medio Natural de la Junta de Castilla y León, el año pasado ya se registró un incremento de los ataques del lobo que ascendieron a 2.000 y afectaron a cerca de 3.000 animales, fundamentalmente ovino y vacuno. Si se hace una extrapolación de los datos del primer trimestre de 2018, este año puede terminar con 2.800 ataques y 4.200 animales.
Una sola manada ha realizado 179 ataques. Evidentemente así no se puede seguir. Sin embargo, las Administraciones nacionales y regionales se encuentran bloqueadas por la normativa de la UE.
Y, en Bruselas, ¿qué hacen? Pues tocarse el violón. Este asunto depende del comisario griego Karmenu Vela y del director general de Medio Ambiente, que es el español Daniel Calleja. El primero estuvo el otro día en ese encuentro parlamentario y tuvo una intervención que se aproximó a la provocación. Calleja no acudió, se quedó en la retaguardia. Es otro que, como Nadia Calviño, la del recorte del dinero de la PAC, lleva años en Bruselas, metido en su burbuja y sin contacto con la realidad. Ya va siendo hora de que se deje de cuentos, se ponga a trabajar y prepare medidas que tengan en cuenta los intereses de los ganaderos afectados. Lo dicho: ¡Daniel Calleja, déjese de cuentos!