En 'El Espejo'
Mons. Enrique Benavent explica las claves de la Instrucción Pastoral 'Un Dios de vivos'
El presidente de la Comisión Episcopal de Doctrina de la Fe señala los principales puntos del documento aprobado en la última Asamblea Plenaria de la CEE
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Hoy en 'El Espejo' hemos profundizado en el contenido de la Instrucción Pastoral Un Dios de vivos. Es un documento sobre la fe en la resurrección, la esperanza cristiana ante la muerte y la celebración de las exequias que fue aprobado en la Asamblea Plenaria del pasado mes de noviembre.
La Instrucción Pastoral toca el centro de nuestra fe: la resurrección de Cristo, pero también toca el acompañamiento ante el drama que supone la muerte de los seres queridos y cómo tiene que ser la celebración de las exequias para que refleje verdaderamente esta fe. Para ello nos ha acompañado en 'El Espejo' monseñor Enrique Benavent, obispo de Tortosa y presidente de la Comisión Episcopal de Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española (CEE).
"Cuando nosotros pensamos en la muerte, no podemos evitar un cierto temor", explica monseñor Benavent, que recuerda que "somos seres limitados, pero tenemos un deseo de plenitud, y en ese momento surgen preguntas a las que la imaginación humana no puede responder por sí misma".
"Actualmente, la muerte es vivida de forma muy distinta a cómo se entendía en otras épocas. Vivimos una secularización de la vida que ha conducido a una secularización del momento de vivir la muerte. Vemos cómo la dimensión trascendente de la vida se olvida, incluso en las exequias. Los funerales son percibidos como un homenaje, como un recuerdo, y la actitud orante por el difunto ha desaparecido", señala el obispo de Tortosa.
"Todo esto presenta un doble reto pastoral a la Iglesia. Por un lado, la necesidad de anunciar el Evangelio de la Vida ante el drama que supone la muerte para toda persona y, en segundo lugar, la necesidad de aprovechar también este momento para evangelizar, para ayudar a las personas a vivir cristianamente ese acontecimiento tan decisivo", asegura monseñor Benavent.
"Incluso personas que estaban alejadas de la Iglesia, cuando llega este momento, piden el acompañamiento de la Iglesia. En el fondo, un simple homenaje o recuerdo del difunto deja sin esperanza. Solamente un mensaje que anuncie la vida eterna, que nos diga y nos recuerde que esto no es el final, que Dios nos quiere dar una vida mejor y que no es una imaginación nuestra, sino que hay un fundamento: Cristo ha resucitado", afirma el obispo de Tortosa, que apunta que "un mensaje así puede sembrar esperanza en el corazón de las personas, y cuando se hace, se está dando un consuelo profundo, no un consuelo emotivo, momentáneo, que una vez ha pasado, se desvanece", afirma el obispo de Tortosa.