Schlichting: "Hemos vendido todo el esfuerzo nacional por parar el procés del 2017"

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¡Muy buenos días España! Sábado 11 de noviembre y Día de San Martín. “Por San martín, se mata el gorrín”, dice el refrán. Es el tiempo tradicional de hacer morcillas y chorizos, una especie de veranillo otoñal que permitía emprender las fiestas de acabar con el cochino en plena calle y compartir sus delicias. En el mediterráneo se alcanzarán 25 grados. Y también añade el sabio refranero: “A cada cerdo le llega su San Martín”. No hay como la sabiduría popular.

Suben las temperaturas y las lluvias se reducen al norte, Olcina nos lo precisará a las once, pero el tiempo se hace perfecto para manifestaciones. Mañana se convocan concentraciones a las doce en cada ciudad.

Ayer bajaron un poco las concentraciones en Ferraz, donde 4000 personas pacíficas se dieron cita en defensa de la constitución. Al final, desgraciadamente, los gamberros se llevaron los titulares, atacando a la policía y a los periodistas. No se les ocurren tonterías más grandes que cantar el Cara al Sol. Pero estos desmemoriados son muy minoría.

Flaco favor a esa gran mayoría de indignados y conscientes que sin duda desbordarán las calles el domingo. Vox se ha sumado a las concentraciones convocadas por el PP, que en Madrid son en la Puerta del Sol. La tensión se masca en el ambiente desde que se consumase el anuncio de la amnistía a los que intentaron el golpe de estado.

Los detalles del perdón universal los tendremos el lunes negro sobre blanco. Ayer, medio millar de manifestantes malagueños se juntaron a las puertas de la Subdelegación del Gobierno, donde Pedro

Sánchez tenía cita europea con el canciller alemán Olaf Scholz. En un cartel visible se leía, “La amnistía, pa tu tía”.

El presidente en funciones no podía salir y acabó dejando el edificio en vehículo con cristales tintados a las 20.30h, no le dio tiempo a acudir a su siguiente cita y tuvieron que cambiarlo de hotel. Desde Bruselas a Guadalajara o las sedes del PSOE aparecen pintarrajeadas en un gesto lamentable que indica el calor político.

Y ya está, Pedro Sánchez lo ha conseguido. Segundo partido en las elecciones, lo ha entregado todo a los independentistas para poder ser investido presidente el próximo jueves. Ayer cerró el acuerdo con el PNV, que es el que le faltaba, a cambio de transferir todas las competencias pendientes y reconocer a Euskadi como nación. Los de Coalición Canaria también se sumaron a última hora con un gesto vergonzante porque reconocen que están en contra de la amnistía, pero que lo hacen por las limosnillas económicas e institucionales.

La lista de cesiones es grande. Amnistía, 16.300 millones de euros de deuda catalana, trenes de cercanías, proyecto de referendo en Cataluña y País Vasco, definición de los dos territorios como naciones y acusación formal a los jueces de que prevaricaron al perseguir a los responsables del procés. Que hay que ser sinvergüenza.

Ahora, cuatro mediadores internacionales vigilarán que se cumpla todo. Como si esto fuese una colonia.

Lo más asombroso es que una inmensa mayoría del público de izquierdas ha comprado el discurso. Dicen que el acuerdo entre PSOE y Puigdemont devuelve a los independentistas catalanes al constitucionalismo. Respondía Laura Borrás, presidenta de Junts, en una entrevista a Cataluña Radio.

Aquí lo único que ha ocurrido es que hemos vendido todo el esfuerzo nacional por parar el procés del 2017. Ahora es un pobrecito el que era un peligroso delincuente que perseguíamos por toda Europa. Emiliano García Page lo explicaba ayer.

Es verdad. Este señor no es la víctima de nada. Es un gravísimo forajido, aunque ahora sostenga el Gobierno de España.

¿Qué va a pasar ahora? Pues que cada español tiene una responsabilidad. Cada juez, magistrado, inspector de hacienda, policía, guardia civil, diputado nacional o europeo, periodista o manifestante. Desmontar las instituciones españolas no es tarea fácil.

No me gustaría dejar pasar el día sin mencionar a una mujer que es un ejemplo para cada uno de nosotros. Una chica de 51 años, fragilísima y pequeña, sola, que ha obtenido este año en Irán el premio nobel de la paz por negarse a llevar el velo con el

que los ayatolás pretenden sojuzgarla. Narges Mohammadi ha puesto fin a la huelga de hambre que ya le ha provocado problemas e corazón tras conseguir que la trasladen al hospital sin cubrirse la cabeza, como le exigían. Lleva dos décadas luchando y el premio se le dio tras la protesta popular por la muerte de otra chica que se negaba a lo del velo, Mahsa Amini.

A veces las cosas parecen imposibles, pero una simple mujercita iraní está poniendo en jaque a todo un régimen. Menudo ejemplo.

Prueba de lo que cada uno puede hacer ha sido la reacción de muchos esta semana contra el acuerdo de Pedro Sánchez con los independentistas. La lista es casi interminable.

Todas las asociaciones de jueces, de izquierdas a derechas, las de fiscales. Los inspectores de Trabajo, los de Hacienda, los abogados del Estado, los colegios de abogados, los sindicatos de Adif y RENFE, los empresarios nacionales, asociaciones de guardia civiles, policías, diplomáticos, letrados de la justicia, gestores administrativos. Todas han reaccionado. España es mucha España.

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