Del Val: “Los secesionistas son el niño mandarín de la familia, ordenando el cumplimiento de sus caprichos"
Habla el profesor de los logros de los independentistas y su objetivo final
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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de "Herrera en COPE" en lo que han conseguido los independentistas bajo el mandato de Pedro Sánchez:
A las pocas horas de haber concedido la amnistía a los secesionistas -más o menos disfrazada con el borrado de la sedición y la legalización de la malversación- ya estaban los secesionistas ordenando una nueva comanda: un referéndum que daban por bueno para declarar la Republiqueta catalana si una cuarta parte decían que sí. Bueno, no son tan tontos, hablaron de una participación del 55% y un 51 % de sí a la Republiqueta, o sea, una cuarta parte de los habitantes de Cataluña. Y en la cocina de Pedro I, El Mentiroso, ya habrán escuchado la comanda “Oído cocina: marchando una de referéndum con las patatas de la participación poco hechas, al 55%”.
Por un momento, pensé en el mito de Sísifo, esa pesada condena de subir la piedra hasta la cima de la montaña y, cuando se ha conseguido, la piedra vuelve a rodar hacia abajo, y hay que empezar a trabajar de nuevo, esta vez para legalizar el referéndum. Pero el mito de Sísifo es demasiado grande para esta especie de Pascual, criado leal, dispuesto a cumplir todas las órdenes para seguir aparentando que es el que manda, cuando los que mandan son los que le dejan mandar, si cumple sus caprichos.
Cualquier persona normal, que hubiera llegado al puesto, tras una moción de censura, basada en la opinión de un juez sobre una posible malversación, y llegara a bajar la malversación a la altura de cualquier golfo militante de un partido, se encontraría en la misma situación que aquél alcalde, que ganó las elecciones haciendo bandera de la honestidad, y ya, siendo alcalde, instaló la primera casa de prostitución que nunca había habido en el pueblo.
Los secesionistas son el niño mandarín de la familia, ordenando el cumplimiento de sus caprichos. Hoy pide más financiación -porque es el más listo y se lo merece- luego, la amnistía, y, mañana, el referéndum. Y los otros hermanos, aragoneses, canarios, castellanos etcétera, cree Sánchez que están contentos de que al niño mandarín se le respete y se le conceda más dinero para sus gastos, mientras desprecia a ellos. Pues nada, si los hermanos del mandarín están contentos, que se aguanten y sigan votando por este Papá al servicio del mandarín catalán, o cambien de Papá con su voto, porque esta familia, todavía, todavía, es una democracia.