Fernando de Haro: "El problema no es la ley sino que los jueces no aplican la ley como quiere Podemos"

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Si das 10.000 pasos al día vas muy bien, con 4.400 pasos al día es suficiente para estar en forma. Si te quedas en 3.000 pasos mal asunto. Todo el mundo camina, gentes de todas las edades, en los pasos -dicen- está la salvación física y mental. Como apunta con inteligencia Joana Bonet en 'La Vanguardia' nos hemos convertido en paseantes sin destino. Ya no hay camino, ni se hace camino al andar, ya no hay meta, ya no hay dónde llegar, el objetivo es acumular pasos y contarlos con precisión. Andar para alejar la melancolía. Me da a mi que aunque uno no quiera tener destino, los pies lo buscan.

Estamos todos haciendo un master en derecho penal. Sedición, malversación, desordenes públicos agravados y ahora, ¿ahora qué? Pues ahora los abusos sexuales. Hace unos días estuvimos hablando aquí en 'La Tarde' de la posibilidad de que con la ley del sí es sí impulsada por Irene Montero se rebajasen las condenas por delitos sexuales.

Pues ya ha sucedido. Hoy 'El Mundo' cuenta que en el mes de mayo, cuando entró en vigor la ley, un profesor condenado a seis años y nueve meses por abusos sexuales a sus alumnos fue puesto en libertad. La excarcelación fue ordenada por la Audiencia de Madrid tras comprobar que, conforme a la nueva ley, los abusos a menores por los que se le había encontrado culpable habían quedado despenalizados. Lo mismo ha sucedió con un condenado a seis años de prisión por violar a una amiga, estaba condenado a seis años y se le ha rebajado la condena a cuatro. Y ha habido, que sepamos, un tercer caso, un condenado a ocho años por abusos a su hijastra ha visto reducida la pena a seis.

¿Cómo es posible? Vamos con ese cursillo de derecho penal que nos obliga a hacer este gobierno. Lo primero es que cuando se cambia una ley penal si es beneficiosa para los que ya han sido juzgados, se le aplica esa nueva ley. Antes de la 'ley del sí es sí' de Irene Montero había dos delitos: primero la agresión sexual cuando había violencia, la violación era un tipo de agresión sexual que se castigaba con una pena de 6 a 12 años de cárcel. Y luego estaba el abuso sexual, para cuando no se utilizaba la violencia. Ahora ya no hay delito de abuso sexual, todo es agresión sexual. Pero a los condenados por el nuevo delito de agresión sexual se les puede imponer menos cárcel que a que se les condenaba por el antiguo delito de agresión sexual. La horquilla ya no está entre 6 y 12 años de condena sino entre cuatro y diez años. Como siempre se utiliza la ley favorable, a los que estaban condenados a seis años de cárcel se les puede rebajar la pena a cuatro. De esto ya advirtió el CGPJ, pero la ministra Irene Montero que estudio psicología no hizo el curso acelerado de derecho penal.

Pues ya la estamos conociendo ministra. La que fue juez y diputada de Podemos, aspirante a sentarse en el CGPJ, Victoria Rosell ha escrito un tuit echándole la culpa a sus compañeros, a jueces machistas. El problema no es la ley sino que los jueces no aplican la ley como quiere Podemos que se aplique la ley. Es un problema viejo. Se llama separación de poderes.

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