Pilar García Muñiz: "Iñigo Errejón entra de lleno en el selecto grupo de grandes fraudes, pero este caso tiene un punto hiriente"
La directora de 'La Tarde' habla sobre la "hipocresía y demagogia" de Iñigo Errejón tras lo destapado en las últimas horas en cuanto a casos de violencia sexual y actitud machista.
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A estas alturas ya no nos vamos sorprender si pillamos a un político en un acto lamentable de hipocresía o demagogia. Por desgracia, eso está a la orden del día, y la fonoteca es un mina inagotable de renuncios: "Donde dije digo, ahora digo Diego”.
Pero, la verdad, lo de Iñigo Errejón está en otro nivel y entra de lleno en el selecto grupo de grandes fraudes. Aquellos que han traspasado la línea de la demagogia política y rozan con el delito. Esto pasa mucho en los casos de corrupción y tampoco es la primera vez que vemos algo así en casos relacionados con violencia sexual o abuso en el marco de la política.
Pero el caso de Errejón tiene un punto hiriente, desde el punto de vista social. Es un político que alcanzó su posición asumiendo, entre otros, un discurso feminista radical. Un discurso que ha utilizado y endurecido hasta la saciedad, para justificar o defender leyes como la del 'Solo Sí es Sí'.
El problema no es discurso, con el que puedes estar o no de acuerdo. El problema es que no se lo creía y. más allá, supuestamente él era el machista abusador al que quería desterrar de la sociedad.
En este fraude, lo peor es que paradójicamente pudo haber aprovechado ese puesto político privilegiado, al que llegó con un discurso feminista, para mantener una posición de poder sobre las mujeres que ahora le señalan.
Uno de esos casos acaba de llegar a los juzgados. Pueden que lleguen más y ya veremos también el recorrido penal que tienen. Enseguida te vamos a dar los detalles que vamos conociendo, pero Errejón tiene intacta su presunción de inocencia, aunque haya reconocido a su partido que tuvo “comportamientos machistas”.
Precisamente en su partido, Sumar, hoy se rasgan las vestiduras. Vuelve el discurso feminista que el mismo Errejón utilizaba hasta hace 48 horas. Suponemos que ahora sí será creíble, ya sin Errejón en su filas.
Políticamente este asunto tiene mucho mar de fondo, porque no cuadra expresar que nadie sabía nada, y la vez que en el entorno del partido e incluso los pasillos del Congreso la idea más repetida es que algo así “se veía venir”.
Quien ahora dice que lo sabía significa, directamente, que antes lo callaba. En medio del estruendo político de este caso, puede ser precisamente ese silencio lo más atronador.