Vivir la fe en el reino saudí

Arabia Saudí aparece con frecuencia en los medios de comunicación como destino de oro para algunos renombrados futbolistas. Yo me he fijado en el informe de la agencia Asia News tras entrevistar a una personalidad diplomática que conoce bien el reino y la realidad católica que allí existe, todo ello bajo garantía de anonimato, naturalmente. En comparación con el pasado, cuando llamarse cristiano era arriesgar la vida, hoy se detectan algunos cambios positivos.

Aunque oficialmente no existe culto cristiano, en la práctica, el millón de cristianos que allí viven pueden seguir el catecismo, recibir los sacramentos y participar en servicios religiosos, aunque de forma discreta. Internet les ayuda a seguir conectados con las comunidades de las que proceden, desde la India al Líbano, porque ya no existe la censura del pasado. Es frecuente que lleven el breviario y el misal en su smartphone. Por otra parte, está en curso un cambio social que ofrece un sentimiento de tranquilidad: antes había mucho miedo a la expulsión, mientras que ahora, sin dejar de ser prudentes y respetando las costumbres locales, hay mayor libertad.

De ese cambio es testigo monseñor Aldo Berardi, al frente del Vicariato Apostólico de Arabia del Norte que incluye también Qatar, Kuwait y Bahrein, donde los espacios de libertad son ya evidentes. Entre los cristianos del Vicariato existe un sentimiento muy fuerte de unidad con el Papa y con el obispo local, que salva la sensación de asilamiento de tiempos anteriores.

Frente a los tópicos habituales hay una larga historia de presencia cristiana discreta en la región, no sólo a través de los trabajadores migrantes, que están de paso. Un reflejo es que se han cumplido 75 años de la primera iglesia en Kuwait o la primera escuela católica en Bahrein. Los cristianos desean avanzar en su libertad y en su consideración de ciudadanos, pero no esperan a que llegue un mundo mejor. Viven con realismo y alegría, aprovechando cada posibilidad que se les abre.