¿La discapacidad es una enfermedad?: lee esta explicación para no volver a tener dudas

Avelina Alía Robles, fiscal especialista en discapacidad, e Íñigo Alli, director comercial del Grupo ILUNION, aclaran cuál es el término correcto para designar la discapacidad

¿La discapacidad es una enfermedad?: lee esta explicación para no volver a tener dudas
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Redacción TRECE

Publicado el - Actualizado

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Algunas veces se dice que la discapacidad es una enfermedad o que las personas con discapacidad tienen una enfermedad, ¿es esto cierto? ¿Dónde están esos límites de la enfermedad, de la salud, y de la discapacidad?

La discapacidad no es una enfermedad

La discapacidad no se puede curar"

Íñigo Alli

director comercial del Grupo ILUNION

Avelina Alía Robles, fiscal especialista en discapacidad, aclara que se trata de conceptos muy distintos que merece la pena diferenciarlos: “La discapacidad es una condición, es una circunstancia que tiene la persona, como puede ser la etnia. Y la enfermedad es algo que podemos cualquiera de nosotros definir o comprender. Hay personas que tienen discapacidad y que están sanos y robustos como un roble, es decir, no tienen nada que ver. Y hay personas que tienen una enfermedad y, como consecuencia de esa enfermedad que tienen, desarrollan una discapacidad. Entonces, a veces se da esa confluencia entre enfermedad y discapacidad, pero hay que distinguirlo muy bien, porque, insisto, la persona con discapacidad no tiene por qué tener una enfermedad, y hay circunstancias que pueden mejorar su calidad de vida y que se puede actuar, precisamente, cuando confluye esa circunstancia de la enfermedad”.

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EFE


En el caso de una persona con síndrome de Down, que tenga una enfermedad asociada, como pueden ser unas cataratas congénitas o cardiopatías, estas patologías se pueden tratar y mejorar, como cualquier otra persona acudiendo a un médico. Íñigo Alli, director comercial del Grupo ILUNION, puntualiza dejando un concepto claro: “La discapacidad no se puede curar”. Así como en una enfermedad la ciencia avanza, la investigación avanza, para poder curar muchas de las enfermedades que sufre la humanidad, la discapacidad no: “No es un tema de cronicidad, es algo consustancial a la persona. Las personas con discapacidad no tienen ningún tipo de enfermedad en sí mismo, y creo que a veces existe esa confusión de tratarlos como si fueran personas enfermas, no, vuelvo a insistir, son personas que tienen su dignidad, sus derechos, sus obligaciones, y, por tanto, yo creo que esa es la gran diferencia, discapacidad es consustancial, enfermedad es circunstancial”.

¿Cuál es la terminología correcta?

En muchas ocasiones no queda claro cómo hay que definir o designar la discapacidad. “Cómo hablamos, cómo designamos algo, también supone trasladar una forma de ver, nos está diciendo cómo vemos nosotros a las personas”, advierte Avelina. “Yo creo que hablar de persona con discapacidad, aparte que es el término que se adopta en el mundo jurídico, en nuestra legislación, se habla de persona con discapacidad, en lo que se ponen acentos es en esto, yo soy una persona y tengo una discapacidad, es algo que me acompaña, que supone una forma de ser, de estar en el mundo, que es distinta, pero no es peor”. Por otra parte, pensar en que todo lo que tiene que ver con inclusión, depende también de cómo se entienda el concepto de discapacidad: “Cuando hablamos de capacidades diferentes o de necesidades especiales, a lo mejor sí que es un intento de ser amable con el lenguaje y con las formas, pero creo que se puede partir de este otro que se propone, que está perfectamente asumido, sin perjuicio de que, en todo caso, es mejor que otras designaciones mucho más peyorativas y que estaban muy arraigadas en nuestro lenguaje y que prefiero no mencionar, pero en nuestra legislación, hasta el otro día, estaba el concepto de minusvalía o de minusválido, que, lógicamente, son obsoletas y, además, no son bien vistas y creo que no designan lo que es el concepto de la persona, no abarca el concepto global de la persona”.

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CORDON PRESS


Por su parte, Íñigo está de acuerdo con la importancia del lenguaje señalando que este “puede construir, tender puentes o puede destruir” y, en su caso, considera “que la sociedad española ha habido un movimiento pendular, de hace apenas unos años, del término subnormal, anormal, discapaz, deficiente, disminuido, hemos pasado a un movimiento que es el de la corrección, “la diversidad”, no. Creo que lo correcto son personas con discapacidad y eso es inherente a esa persona”. Hay que recordar que, aunque se hable de minorías, son 4,2 millones personas con discapacidad, con 4,2 millones de familias que se ven afectadas por un mal uso de la terminología. “Nos duele cuando a veces hacemos referencia, esa referencia que antaño, ahora ya por fortuna escuchamos. Pero quiero poner en valor, como decía, que la primera reforma de la Constitución del ámbito social ha sido, precisamente, el artículo 49, en febrero del año pasado, que el Congreso y el Senado aprobaron la modificación de la referencia que decía la Constitución española, escrita hace 48 años, que hacía referencia a disminuidos físicos y psíquicos que por fin el término de personas con discapacidad ya está reflejado en nuestra Constitución y eso tiene que emanar al resto de leyes orgánicas que la van a desarrollar. Y creo que esto es fundamental, el lenguaje, claro que es importante, pero son personas con discapacidad. Con diversidad y modos diferentes, no, personas con discapacidad”, sentencia.

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