Diésel: Un año del tsunami
Los mensajes del Gobierno pasan factura a las ventas de vehículos diésel y al consumo de gasóleo
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Fue hace poco más de un año, el 11 de julio de 2018. Ese día la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se estrenaba en el Congreso y lo hizo soltando una bomba. "El diésel tiene los días contados, durará más, durará menos, pero sabemos que su impacto en partículas y el aire que respiramos es suficientemente importante para ir pensando en un proceso de salida", aseguró. Lo cierto es que desde entonces las consecuencias han sido nefastas para este tipo de vehículos, amenazados además por la restricción que tienen los más antiguos para circular en la capital de España, con Madrid Central, y el incremento de la presión fiscal que prepara Sánchez sobre este carburante para igualarlo a la gasolina.
Los datos, apabullantes
Solo desde enero las ventas de vehículos diésel han caído un 29%. Se han matriculado 192.080 unidades frente a las 271.730 del primer semestre de 2018. Hace años llegó a superar una cuota de mercado del 70%. El mes pasado, se quedó en el 25,9% frente al 63,4% de gasolina. Lógicamente este desplome de las ventas también se traslada al consumo de gasóleo para automoción que en lo que va de año cae por primera vez desde 2013, aunque sigue siendo el más demandando. Entonces la explicación estaba en la recesión económica que sufría el país. Ahora son los mensajes del Ejecutivo. De hecho el consumo de gasolina sube un 6%.
“Al consumidor se le ha metido mucho miedo para comprar un diésel cuando los que contaminan no son los diésel nuevos sino los coches viejos”, afirma a COPE Víctor García Nebreda, secretario general de AEVECAR (Agrupación Española de Vendedores al por menor de Carburantes y Combustibles). Confirma que la tendencia de caída del gasóleo es clara en las estaciones de servicio. “Hasta hace nada en una gasolinera de ciudad el consumo era un 70%-30% a favor del gasóleo, ahora es un 60%-40%, y en nada se terminará igualando”, apunta. Con todo, García Nebreda señala que este cambio no supone un problema para las gasolineras pero “sí para las refinerías”, advierte.