Padre, escritor y asesor del PP: así es la nueva vida de Albert Rivera un año después de dejar la política
El exlíder de Ciudadanos ha exprimido al máximo su primer año fuera de la política
Madrid - Publicado el - Actualizado
7 min lectura
El liderazgo de Albert Rivera en Ciudadanos llegaba a su fin hace justo un año. La sangría de votos en los comicios de noviembre de 2019, en parte por sus cambios de estrategia en los que tendía la mano a Sánchez, ponían fin a trece años al frente de la formación naranja, en cuyo crecimiento jugó un papel determinante. Fue hasta entonces su único presidente, quien lo levantó en Cataluña en 2006 frente al nacionalismo y quien más tarde impulsaría su expansión nacional hasta convertirlo en tercera fuerza política en España.
Pero Rivera ha demostrado que hay más vida fuera de la política y ha exprimido al máximo este primer año al margen de ella.
DEBACLE ELECTORAL
La pérdida de más de 2,5 millones de votos y de 47 escaños en las elecciones de noviembre -pasó de 57 a tan solo 10- le llevaba a tomar una de las decisiones más difíciles de su carrera, dimitir como presidente del partido que vio nacer, renunciar a su escaño y dejar la política.
En una decisión que el honraba, aseguraba que se iba porque no tenía apego al cargo y porque quería aprovechar para estar más tiempo con su familia y amigos, a los que no había podido dedicar toda la atención que le habría gustado en los últimos años. "Alguien que cada día se sentía orgulloso y feliz de entrar en el Congreso no puede asumir ser diputado en un Congreso solo por una nomina, es momento de ceder el testigo y dar paso a otro diputado que esté al 100% y que se apasione de entrar por la puerta del congreso", decía.
DEJAR LA POLÍTICA, UNA IDEA QUE YA LE RONDABA
Lo cierto es que Rivera ya llevaba un tiempo barruntando la idea de abandonar la política.
De hecho las encuestas preelectorales ya aventuraban unos datos poco halagüeños para Cs -18 diputados de media-, si bien el resultado fue finalemente mucho peor de lo esperado y el partido ni siquiera pudo salvar los muebles, al quedar en sexta posición y ser superado por Unidas Podemos, Vox y ERC.
UN ESPEJISMO CON 57 DIPUTADOS
Hasta ese momento, Cs llevaba una trayectoria ascendente en las elecciones a las que concurría, por lo que ese fracaso electoral fue un duro golpe a su línea de flotación. Con Rivera como aspirante a la Moncloa, el partido se presentó cuatro veces a unas elecciones generales: en 2008, sin conseguir representación; en 2015, consiguiendo 40 diputados; en 2016, 32 diputados; y en abril, con un histórico 15,85%, 4,1 millones de votos y 57 diputados.
Pero este último logro se quedó en una especie de espejismo porque, al no ser capaz el líder del PSOE, Pedro Sánchez, de formar gobierno, la legislatura resultó fallida y hubo que repetir los comicios.
Poco después de que se convocaran las nuevas elecciones, Rivera reunió a la Ejecutiva del partido y decidieron por unanimidad que no pactarían con Sánchez ni con el PSOE. Además, de cara a los comicios municipales y autonómicos de mayo, apostaron por tratar al PP como socio preferente para alcanzar acuerdos de gobierno, y el resultado es que los cuatro gobiernos de coalición que formó Cs están encabezados por presidentes 'populares'.
Rivera decidió mantener el rumbo fijo y no cambiar de estrategia pese a las presiones externas e incluso internas, y se negaba a admitir posibles errores incluso cuando las perspectivas electorales empezaban a ser negativas. El objetivo era atraer a votantes socialistas descontentos con Sánchez y a ciudadanos que hubieran votado previamente al PP, al cual aspiraba a superar en las urnas.
Esto último no lo logró en las elecciones del 28 de abril, pero se quedó cerca, a menos de un punto porcentual. Eso no impidió que, el pasado verano, se desencadenara una crisis dentro de la formación naranja que se hizo visible por primera vez con la dimisión del entonces portavoz adjunto en el Congreso y secretario de Programas, Toni Roldán, que se marchó entre duras críticas a la estrategia de Rivera.
Roldán no fue el único, ya que después de él se marcharon Javier Nart, Francisco de la Torre y Xavier Pericay, todos ellos miembros de la Ejecutiva. Además, tras la dimisión del secretario de Programas se alzaron voces críticas como la del líder en el Parlamento Europeo, Luis Garicano, y el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, que abogaban por negociar la investidura de Sánchez a cambio de condiciones.
GIRO POLÍTICO; LA PUNTILLA
Esa propuesta de pacto y esas condiciones no llegaron hasta mediados de septiembre, una semana antes del fin del plazo para la investidura y tras meses de contactos infructuosos entre el PSOE y Unidas Podemos para intentar formar gobierno. Rivera planteó que Cs y el PP se abstuvieran e hicieran presidente a Sánchez a cambio de varias exigencias sobre Cataluña, el Gobierno de Navarra y la política económica.
Pero el PSOE no aceptó y se convocaron las elecciones del 10 de noviembre. Fue entonces cuando Rivera decidió dar el giro 'puntilla' al abrirse a pactar con Sánchez con el argumento de que los españoles reclamaban que los políticos desbloqueasen la situación y evitasen unas terceras elecciones.
CONTRADICCIONES
El levantamiento del veto al candidato socialista o quizás la anterior posición de negarse a pactar con él, favorecieron el desgaste de Rivera que en buena medida perdió el favor muchos de los que les habían votado apenas siete meses antes.
Pero en realidad, la imagen de Albert Rivera ya estaba tocada desde antes. Puede que el punto de inflexión fuera la moción de censura que el PSOE presentó contra Mariano Rajoy en 2018, que llevó a Sánchez a la Moncloa y que le dejó descolocado.
Los sondeos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) mostraban cómo iba empeorando la percepción de Rivera no solo entre los electores en general, sino entre sus propios votantes. En el último estudio, de finales de octubre, estos le daban una nota de solo 5,2 sobre 10, siendo el líder menos valorado entre su propio electorado.
VUELTA A LA ABOGACÍA
Cuando Rivera anunció que dejaba la política estaba entonces a punto de cumplir los 40 años -hoy cerca de celebrar los 41- y ya mostraba su intención de volver a ejercer su profesión de abogado. Rivera estudió Derecho en la Facultad de Derecho ESADE y estuvo trabajando en La Caixa de 2002 a 2006, año en que se presentó por primera vez a las elecciones catalanas donde consiguió tres escaños.
CONTRATADO POR EL PP
En marzo, el ya expresidente de Cs anunciaba su incorporación al despacho de abogados Martínez-Echeverría, que más tarde pasaría a llamarse Martínez-Echeverría &Rivera Abogados, bufete que precisamente el Partido Popular acaba de contratar para recurrir ante el Tribunal Constitucional la ley catalana de alquileres.
Su sueldo en el bufete, según El Mundo, oscilaría "entre los 124.000 y los 130.000 euros anuales, cifra que se podría duplicar e incluso triplicar en función del nivel de celebridad del contratado".
UN CIUDADANO LIBRE
Así se define el exlíder de Cs en su cuenta de Twitter, y también es la máxima que ha dado título a su último libro 'Un ciudadano libre' (Espasa) que vio la luz el pasado 15 de abril. Su tercera obra tras 'Juntos podemos' (2014) y 'El cambio sensato: 100 preguntas 100 respuestas' (2015).
Entre otros asuntos, relata cómo vivió los meses previos a los comicios. Durante su presentación, el expresidente de Ciudadanos afirmaba que la debacle electoral no fue por haberse negado durante meses a pactar con Sánchez, sino por ofrecerle un acuerdo in extremis y no haber explicado mejor a los votantes que el líder del PSOE nunca quiso un pacto con Cs.
Reconocía que su primer error fue levantar la "bandera blanca" en septiembre de 2019, en un contexto de "polarización" política, para plantear una opción de acuerdo a Sánchez que éste rechazó.
Y la otra equivocación fue, a su juicio, "no haber desenmascarado antes" la "estrategia" del presidente del Gobierno de ir a una repetición electoral y pactar con Podemos y los partidos nacionalistas.
RIVERA Y MALÚ, PADRES DE UNA NIÑA
Tras el abandono de la política, mucho se especuló con el embarazo de su pareja, la cantante Malú. Finalmente el 3 de diciembre llegaba la confirmación de la feliz noticia con una sencilla imagen de las manos de ambos sosteniendo un chupete. "Ahora sí... Me emociona muchísimo poder compartir con vosotros este maravilloso regalo que nos ha hecho la vida: ¡Vamos a ser papás! Nos gustaría vivir este deseado embarazo con la mayor tranquilidad para poderlo disfrutar como merece. Una vez más, gana el amor", señalaban.
En junio, eran padres de una niña, a la que llamaban Lucía. "Ya está aquí nuestra niña, Lucía. Te acompañaremos en tus pasos toda la vida. P.D: El pie más bonito del mundo", selaban 'alalimón' en sus redes sociales.