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El Gobierno tragará con Turull, pero advierte sobre su futuro procesal

Se resigna a que el exconsejero de Puigdemont sea candidato a la Generalitat, aunque hubiera preferido que los independentistas presentaran a alguien sin cargas procesales

Los diputados de JxCat, Jordi Turull (d), y Josep Rull (i)

María Dabán

Publicado el - Actualizado

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El Gobierno se resigna a que Jordi Turull sea el próximo candidato a la Generalitat, aunque hubiera preferido que los independentistas presentaran a alguien sin cargas procesales. El propio Mariano Rajoy lo decía este miércoles por la mañana en el pleno del Congreso contestando a una pregunta del diputado del PdCat, Jordi Xuclá: "han roto todos los límites -le espetaba- se han saltado la ley, han echado a las empresas, han subestimado al Estado, y han sobrevalorado a sus líderes". El presidente aconsejaba, por ello, a los independentistas que miren hacia adelante, y que pongan a un candidato limpio que cumpla la ley. 

El ministro Rafael Catalá aseguraba en los pasillos de la cámara baja que no parece que sea "la persona más adecuada", pero eso le corresponde al parlamento catalán. Y aquí esta el quid de la cuestión, que aunque al Gobierno no le guste el perfil de Turull, legalmente no puede hacer nada contra su designación. El 155 no les faculta para paralizar ese nombramiento, porque está en libertad provisional, pero no privado de sus derechos. Pero esta misma condición, entiende Moncloa, será una espada de Damocles para el candidato. Hay una raya que sabe que no podrá cruzar, y más cuando ya ha conocido de primera mano lo que es estar en prisión. Permaneció en la cárcel de Estremera durante un mes y no querrá hacer ningún movimiento en pro de la independencia, piensan, que le lleve de nuevo a la cárcel.

Moncloa admite que el objetivo final era que ni Puigdemont ni Junqueras pudieran volver a las andadas

Aunque sea procesado, Turull no podrá ser inhabilitado hasta que no haya una sentencia firme en su contra, pero el Gobierno estudia ya ese posible escenario. Hay que anticiparse, dicen, y apuntan una idea maliciosa: en caso de ser destituido, será el número dos del futuro Gobierno quien ocupe la Generalitat, y eso puede implicar que Esquerra se haga con ese puesto, si el reparto que estudian PdCat y ERC, les otorga la vicepresidencia. Eso, siempre y cuando el presidente no le destituyera de su puesto antes. El Ejecutivo anticipa así más problemas de los ya existentes entre los independentistas.

Moncloa admite que el objetivo final era que ni Puigdemont ni Junqueras pudieran volver a las andadas, y eso se ha conseguido, y entiende que la gira del ex-president le va a servir solo para no perder el foco aquí, pero no para ganar una relevancia internacional que ya ha perdido. 

El Gobierno está molesto además, con Albert Rivera por acusarles de mentir cuando aseguraron que ni un solo euro de dinero público se destinó al referéndum ilegal... Al Ejecutivo le gustaría que el líder de la formación naranja ayudara a fortalecer el bloque constitucionalista, y no pusiera piedras en el camino. "Si tienes ciertas expectativas de futuro, aseguran, hay que tener otras hechuras", sobre todo porque en el parlamento de Cataluña, Ciudadanos, insisten, no está haciendo nada.  

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