El Papa vuelva a casa
"Nos toca aprender del ejemplo que una persona como el Papa Francisco nos da en una situación así"

Escucha la línea editorial de la mañana del lunes 24 de marzo de 2025
Madrid - Publicado el
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El Papa ha sido dado de alta hospitalaria este domingo, después de que haya permanecido cinco semanas ingresado en el Hospital Gemelli, a causa de una neumonía bilateral, dentro de un cuadro clínico complejo que, en palabras de los médicos, comprometió su vida en un par de ocasiones. Antes de volver a Santa Marta, Francisco quiso asomarse a la ventana del hospital para saludar, agradecer, impartir la bendición a los fieles y bromear con unas pocas palabras, pronunciadas con dificultad, aludiendo a una señora que estaba entre el público con un precioso ramo de flores amarillas entre las manos. En estas semanas, hemos oído al Papa con apenas un hilo de voz y le hemos visto marcado por la enfermedad y el sufrimiento, en un momento de
prueba en el que millones de personas de todo el mundo hemos intensificado las oraciones por él. Las lentas mejoras que se han ido sosteniendo en el tiempo han permitido que, dentro de la prudencia que sigue siendo necesaria, podamos celebrar que el Papa vuelve a casa. Comienza ahora otra etapa también compleja en El Vaticano. Será igualmente complicada porque los doctores han dicho que deberá mantenerse convaleciente durante al menos dos meses y hemos escuchado de boca del Prefecto de Doctrina de la Fe, el Cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, que el Papa tendrá prácticamente que volver a aprender a hablar. Nos toca seguir acompañando a Francisco en la oración y unirnos a tantas personas de buena voluntad que en todo el mundo le están acompañando y deseando lo mejor en estos momentos tan difíciles. Y nos toca aprender del ejemplo que una persona como el Papa Francisco nos da en una situación así para recordarnos, como ha hecho expresamente en este tiempo, que aun cuando nuestro físico esté débil, nada nos impide amar, rezar, entregarnos generosamente a los demás y experimentar la paciencia del Señor, reflejada en tantos como nos cuidan y nos sostienen a diario.