EL ALBERO
Juan Pedro Domecq define en COPE su toro del siglo XXI: “La bravura necesita alegría, galope y clase”
El ganadero analizó las primeras corridas lidiadas esta temporada y abordó el nuevo ciclo de su ganadería y del toro que busca para este nuevo cuarto de siglo.

Juan Pedro Domecq, en El Albero
Publicado el - Actualizado
4 min lectura
Juan Pedro Domecq pasó esta semana por ‘El Albero’ de COPE.es, donde abordó el inicio de una transformación profunda de su ganadería. Apostó por una nueva concepción del toro basada en la humillación, la transmisión y la movilidad, y defendió la tauromaquia como patrimonio común de todos los españoles.
FOTOGALERÍA
El ganadero aseguró que, pese a llevar casi dos décadas al frente de su hierro, su verdadero proyecto ganadero apenas acababa de empezar. El criador reveló que estaba inmerso en una transformación estructural de su ganadería, iniciada con pasos muy medidos y una selección genética minuciosa.
“Estoy en el comienzo de mi ciclo ganadero cuando llevo ya casi 20 años de ganadero”, afirmó con claridad, consciente de que la renovación de una cabaña tan amplia como la suya requiere tiempo. “En una ganadería amplia como la mía, voy seleccionando 30 vacas al año. Si quieres cambiar toda la base animal, son prácticamente 15 años”, explicó.
Hacia una nueva bravura
Juan Pedro definió con precisión la clase de bravura que busca para esta nueva etapa. Reivindicó un toro con mayor emoción, más movilidad y profundidad, y que permita al torero expresarse con hondura. “La bravura se compone de un montón de caracteres específicos”, dijo. “Más acometividad, alegría, más movilidad, más potencia en su embestida, más voluntad de querer coger la muleta… más humillación. Todo eso permite un toreo más profundo. Y eso es hacia lo que voy”.
Aseguró además que ya empezaba a ver resultados reales tras años de trabajo: “Creo que empiezo a ver de verdad los resultados”, señaló con optimismo.
Morante y las nuevas figuras
El ganadero dedicó también un espacio a reconocer la figura de Morante de la Puebla, cuya reaparición en Almendralejo marcó una corrida especial. Lo definió como “un torero único, tremendamente importante, uno de los grandes artistas de todos los tiempos, con una tauromaquia infinita, llena de aroma, de sabor, distinta”. Admiró su capacidad de volver tras una enfermedad dura y afirmó que “cuando es capaz de expresar lo que uno sufre, y él lo ha hecho porque el toro le llena, eso es digno de elogio, digno de alabanza”.
El ganadero reflexionó sobre el relevo generacional que vive actualmente la tauromaquia. Afirmó que “hay una nueva hornada de toreros que deben ilusionar”, mientras reconocía que las grandes figuras que han marcado época “ya no tienen las mismas ambiciones que cuando querían posicionarse”. Añadió que “el toreo de cada tiempo determina un tipo de bravura”, por lo que su labor como ganadero debía acompasarse a la evolución del gusto del público y las exigencias de los nuevos diestros.
ALMENDRALEJO Y CASTELLÓN: los primeros frutos
El ganadero se mostró especialmente satisfecho con las últimas actuaciones de sus toros en plazas como Almendralejo y Castellón, donde observó señales claras de que el nuevo rumbo iba por buen camino. Sobre la corrida extremeña, celebrada en una plaza de tercera pero convertida en gran acontecimiento por la reaparición de Morante, comentó: “Fue una de las corridas más completas que he lidiado. Sobre todo fue una corrida tremendamente brava, en la que hubo interés en todo el momento”.
En Castellón, destacó especialmente el quinto toro, al que todas las crónicas señalaron como clave en el triunfo de Sebastián Castella: “Ese quinto toro va a marcar el futuro de la ganadería. Es de un toro nuevo”.
Aseguró que buena parte de los animales lidiados en ambas plazas eran de semantales jóvenes, procedentes de las nuevas líneas de selección. “Eso es lo que te ilusiona”, afirmó.
La exigencia de Sevilla y Madrid
Con vistas a sus próximos compromisos en plazas de máxima categoría, Domecq reconoció que lidiar en Sevilla le suponía una mezcla de ilusión y presión añadida. “Me considero un ganadero sevillano. Mis toros viven en sus sierras y gentes de Sevilla”, dijo, lo que, en su opinión, provocaba “una tremenda exigencia”.
También se refirió al cambio de percepción de su ganadería en Las Ventas, donde consideró que ahora era reconocida por los aficionados más exigentes: “Hoy me considero querido y valorado en Madrid”, afirmó. Atribuyó ese giro en parte a su decisión de lidiar toros cinqueños. “Ha sido un éxito porque una plaza como Madrid necesita un toro que se lo da el trapío de ese último año”.

Juan Pedro Domecq, en El Albero
Tauromaquia sin ideologías
El ganadero celebró el Premio Veragua que le otorgó recientemente la Junta de Andalucía, y lo interpretó como un respaldo institucional a la cultura taurina. Frente a la eliminación del Premio Nacional de Tauromaquia por parte del Ministerio de Cultura, Domecq fue tajante: “Ideologizar la tauromaquia es de las mayores aberraciones que uno puede llegar a conocer. La cultura es de todos los españoles... no puede ser cultura de unos sí y de otros no”.
También reivindicó la importancia de la tauromaquia en la España rural, donde actúa como sostén del ecosistema y del patrimonio artístico. “La tauromaquia es sostenedor de un patrimonio medioambiental muy importante como es la dehesa y de un patrimonio artístico y cultural como es una ganadería”, afirmó.
Temporada 2025: constancia y ambición
Juan Pedro Domecq confirmó que para 2025 tiene previstas unas 18 corridas de toros, al igual que el año anterior, y reveló que la preparación de los toros comienza desde el mes de junio.
Pese a las recientes lluvias, que habían afectado al estado del terreno en su finca de Lo Álvaro, se mostró tranquilo: “Los toros prácticamente todos tienen la potencia necesaria… la media yo creo que es ilusionante. Lo que más me duele cuando no salen las cosas es defraudar al público”, concluyó.