Estos son los motivos por los que no puedes conciliar el sueño cuando te quedas dormido en el sofá

Esta es una situación agobiante y estresante para muchas personas que no entienden por qué no pueden seguir descansando

Estos son los motivos por los que no puedes conciliar el sueño cuando te quedas dormido en el sofá

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

En la vida hay muchas cosas que nos puden dar placer, pero ninguna como dormir. Esa sensación de llegar a casa muy cansado después de haber tenido una larga jornada de trabajo, tirarse en el sofá con la misma ropa con la que saliste de casa por la mañana y quedarte profundamente dormido, no tiene precio.

La idea en sí es muy buena, ya que en un principio pensamos que ese rato que nos vamos a quedar dormidos en el sofá va a ser corto, pero todo se complica cuando se alarga y nos quedamos más tiempo de la cuenta. El problema viene cuando nos despertamos. Ese sueño desaparece de un momento a otro y la idea de seguir durmiendo en la cama desaparece. Conciliar el sueño pasa a convertirse una tarea muy difícil. Pero, ¿esto a que se debe?

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Causas por las que nos quedamos dormidos en el sofá

Antes de indagar en los principales problemas de por qué es tan complicado conciliar el sueño en la cama cuando antes nos hemos quedado dormidos en el sofá, debemos saber cuales son las razones por las que nos dormimos tan fácilmente en el sofá. La razón más importante es la presión del sueño, que se refiere a la necesidad natural de dormir cuando pasamos tantas horas despiertos. Todo esto es debido a la melatonina, una hormona que regula el ciclo de sueño-vigilia. Entonces, cuanto mayor sea la cantidad de melatonina que libere el cuerpo, mayor será la probabilidad de quedarnos dormidos.

El ritmo es otro de los factores. Este se ve influenciado por factores externos como la luz y la oscuridad. Por la noche, la producción de melatonina aumenta para inducir el sueño, lo que explica por qué podemos quedarnos dormidos fácilmente en el sofá. El tercer factor es que el sofá se convierta en un estímulo condicionado para el sueño, es decir, si continuamente lo utilizamos como lugar de descanso o relajación, nuestro cerebro puede aprender a asociar estas actividades con la hora de dormir.

¿Por qué no podemos dormirnos luego en la cama?

Lo malo viene cuando nos queremos ir del sofá a la cama para seguir durmiendo. En ese trayecto y una vez tumbados en la cama, nos podemos encontrar con una mayor cantidad de pensamientos y preocupaciones, lo que puede dificultar gravemente el seguir durmiendo. La cama, junto con el entorno silencioso del dormitorio, puede convertirse en un lugar donde se intensifiquen los pensamientos, dificultando el descanso.

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Por otro lado, si hemos dormido en el sofá durante una hora o más, tendremos menos presión del sueño al irnos a la cama. Esto se debe al ciclo de sueño, que pasa por diferentes fases a lo largo de la noche. Dormir en el sofá puede cumplir parte del ciclo y reducir la necesidad de dormir cuando finalmente nos acostamos en la cama.

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