Unos vecinos de Aldaia sufren los estragos de la DANA y, casi dos meses después, sorprenden por la iniciativa que organizan: "Inesperada"

Fuerzas de la Naturaleza. Ya saben que hay cuatro. En Física se llaman interacciones o campos, y son las responsables de todos los fenómenos en el Universo. Son la gravitacional, la nuclear débil, la fuerte y la electromagnética. Hay días en los que es imposible no soltar una pedantería.

Bien, pues a esas cuatro Fuerzas de la Naturaleza hay que añadirle una más: la Navidad. Oiga, es que puede con todo. Es que se abre paso aunque no haya cuerpo para celebrar. 

Es que es imparable, inabarcable, inesperada. Allí donde se supone que no hay ánimo para festejar, siempre hay una grita por donde se cuela la celebración del nacimiento de Jesucristo. Esto mismo ha pasado en la zona de la Dana en Valencia, donde se ha hecho tristemente famoso el Barranco del Poyo, ese cauce fluvial que da salida al Júcar y al Turia. 

El agua lo arrasó todo, excepto un árbol. El árbol de Navidad de Paiporta, que ya se ha iluminado.

Ese árbol de Navidad es un superviviente. Y si no hay árbol, pues se hace. Quince vecinos de Aldaia, justo en una rotonda destrozada por la riada, han montado uno con los materiales que se han usado para sacar el lodo y el barro. Botas, monos de cuerpo entero, mascarillas…todo eso cuelga del árbol de Navidad de Aldaia.

Ahora que nos bombardean con que es mejor decir “Felices Fiestas”, la Navidad se reivindica sola. Siempre llega, aunque cueste.

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Maya, Mayita, su perrilla, estaba ahí, tapada con un abrigo de su dueño, encima de él, sin despegarse. Así que cuando le preguntaron si quería llevarse algo valioso, lo tenía clarísimo. “El oro lo llevo aquí pegado”. Y se llama Maya.

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