"Pensar que Sánchez no se enteraba de lo que hacía Ábalos es insultar la inteligencia del propio Sánchez y la de los españoles"

Jorge Bustos desgrana la trama Koldo-Ábalos, poniendo el foco en los últimos detalles que se han conocido del caso

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Si te has perdido en la trama Koldo-Ábalos, no te preocupes: es normal. A los periodistas también nos pasa, porque ahí fuera está soplando un huracán Milton de basura socialista, un tornado que lanza pruebas de corrupción en todas direcciones, y cada vez llegan más arriba. Estamos ante un escándalo de una extensión y una profundidad todavía desconocidas, pero hay algunas conclusiones que ya podemos sacar.

Qué se sabe de la trama Koldo-áBALOS

Sabemos que una trama mafiosa liderada por Víctor de Aldama, alias el Gomina, se infiltró en el corazón del Gobierno, del PSOE y del propio matrimonio Sánchez-Gómez al poco de llegar la pareja a la Moncloa. 

Sabemos que el corruptor era Aldama y el corrompido estrella fue Ábalos, que le abrió la puerta del ministerio con mayor presupuesto de España: el ministro le facilitaba contratos públicos, Koldo mediante, y el empresario le pagaba un chalet en Cádiz o un piso de lujo a la Jesi (la amante de Ábalos) o le mandaba a Ferraz bolsas de Zara llenas de billetes, al más puro estilo siciliano. 

Sabemos que el Gomina y Javier Hidalgo patrocinaron el África Center de Begoña Gómez, otro de sus chiringuitos, que no tenía otra utilidad que la de que la mujer del jefe se sintiera profesional de algo.

Sabemos que Begoña estaba reunida con Javier Hidalgo, jefe de Globalia, el día que Pedro ordenó rescatar Globalia con 435 millones de dinero público. Sabemos que Ábalos consultó a Pedro si le parecía bien que se reuniese en secreto con Delcy Rodríguez en España, y a Pedro le pareció “bien”, aunque Delcy tenía prohibido entrar en la Unión Europea por sus crímenes como mano derecha de Nicolás Maduro. 

Sabemos que Ábalos dio una docena de versiones distintas de aquella madrugada inconfesable, y sabemos que Pedro encubrió con varias mentiras a su ministro, y que solo lo purgó un año después. Sabemos que Koldo llamaba “cariño” a Francina Armengol. 

Y sabemos que Ábalos va a ser imputado por el Tribunal Supremo y que Aldama ha pasado su primeraa noche en el trullo y sin fianza. Y esto es solo el principio.

El relato oficial

El relato oficial y su cúpula de hierro mediática se están esforzando mucho por encapsular esta trama en un solo hombre, una manzana podrida que ya ha sido expulsada del cesto: José Luis Ábalos. Pero este relato se convierte en chatarra cuando pensamos en la estrecha relación que tenían -desde la época del Peugeot- Pedro y José Luis, el número Uno y el número Dos del partido y de toda la estructura del poder sanchista. 

Pensar que Sánchez no se enteraba de nada de lo que hacía Ábalos es insultar la inteligencia del propio Sánchez y la de todos los españoles; y de hecho por algo lo echó del Gobierno un año después. La pregunta es por qué lo encubrió tanto tiempo, diciéndonos lo orgulloso que estaba de José Luis, de su solucionador de crisis diplomáticas.

La trama es demasiado grande para taparla con cortinas de humo o con la teoría del caso aislado, y estamos todavía en una fase muy incipiente: van a salir muchas cosas más y seguramente peores. Pero es buen momento para recordar el hermoso argumento con el que Pedro Sánchez ganó la moción de censura: era la regeneración. 

La lucha contra la corrupción. Bien, seis años después tiene imputada a su mujer, investigado a su hermano y en breve imputarán a su secretario de Organización. Hoy desde Roma, con un hilo de voz y cara de funeral, ha repetido esta frase hecha: “Quien la hace la paga”. Cuidado con lo que prometes, Pedro. A ver si la factura al final va a correr de tu cuenta.

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