Ponen a ChatGPT a sustituir a un psicólogo y el resultado que obtienen es claro: "Los adolescentes se abren más"
Juan Diego Polo explica el experimento que han llevado a cabo en la Ohio State University donde 330 participantes hicieron terapia de pareja con la inteligencia artificial

El ingeniero de telecomunicaciones, formador y consultor de inteligencia artificial, Juan Diego Polo, descubre la nueva política de moderación de OpenAI, el uso de inteligencia artificial en la banca y la terapia de pareja y la creciente inversión en inteligencia artificial militar en Europa
Publicado el - Actualizado
4 min lectura
En un experimento reciente llevado a cabo en la Ohio State University, 330 participantes fueron sometidos a sesiones de terapia de pareja donde el protagonista fue nada menos que ChatGPT, la inteligencia artificial que ha conquistado al mundo con su capacidad para generar texto humano. Lo que descubrieron los investigadores es revelador y pone sobre la mesa la cuestión de si las máquinas podrían, algún día, desempeñar un papel más allá de las herramientas convencionales: ¿Pueden las IA mejorar la terapia psicológica?
Juan Diego Polo, formador y consultor de Inteligencia Artificial, al que podemos encontrar en juandiegopolo.com, explicó en el programa Poniendo las Calles que este tipo de experimentos no son nuevos, pero sí sorprendentes en sus resultados. De hecho, Polo destaca que en algunos países asiáticos, como Japón, ya se utiliza la IA como psicóloga para adolescentes. El motivo es que los adolescentes suelen sentirse más cómodos abriéndose con una máquina que con un humano. Según los investigadores, cuando un adolescente interactúa con un psicólogo humano, suele ser más reservado, pero con una inteligencia artificial, se siente más libre para expresarse. Esto podría indicar que el estigma de hablar con un adulto podría reducirse al tratar con una IA, que no juzga, no es crítica y no tiene una presencia física que condicione la conversación.
El experimento llevado a cabo en la Ohio State University buscaba explorar cómo una IA como ChatGPT podía llevar a cabo una terapia de pareja. Para ello, los participantes tuvieron sesiones donde interactuaron con la máquina para resolver problemas emocionales y de comunicación dentro de sus relaciones. Los resultados arrojaron un dato revelador: en más de la mitad de los casos, el 51% de las respuestas generadas por ChatGPT fueron prácticamente indistinguibles de las que daría un terapeuta humano en términos de empatía, estructura del diálogo y la calidad del resultado.

Dedo tocando la pantalla del chatbot ChatGPT visto en la pantalla de un teléfono inteligente con el logotipo grande de Chat GPT
Este dato no solo sorprende, sino que plantea una reflexión profunda sobre el futuro de la terapia psicológica. ¿Podría la IA, en algún momento, sustituir a los terapeutas humanos? Aunque la posibilidad parece remota para muchos, los resultados de este estudio abren un debate relevante sobre el papel de las tecnologías en el campo de la salud mental.
¿Podría ChatGPT reemplazar a los terapeutas humanos?
Es cierto que los resultados son prometedores, pero Juan Diego Polo se apresura a señalar que, por el momento, la IA no puede sustituir por completo a un terapeuta humano. La inteligencia artificial, aunque eficaz en ofrecer consejos generales y respuestas a problemas de comunicación, no tiene la capacidad de juicio ni la empatía que un ser humano puede aportar en situaciones complejas. Casos delicados como el abuso, la infidelidad o traumas emocionales requieren un enfoque mucho más matizado, que, a día de hoy, la IA no está preparada para abordar de manera eficaz.
Además, Juan Diego Polo, formador en IA y responsable por WWWhatsnew.com, señala un aspecto fundamental en la interacción con las inteligencias artificiales: el riesgo de que estas reflejen sesgos culturales. La IA no tiene el contexto completo de una persona, como sí lo tendría un terapeuta humano que interactúa de forma directa con sus pacientes. Es decir, podría ofrecer consejos que, dependiendo del contexto cultural o de género, no sean los más apropiados para cada situación. Mientras que un terapeuta humano ajusta sus respuestas con empatía y conocimiento del entorno, la IA opera de manera más rígida, basándose únicamente en los datos del caso.
Lo que sí parece claro es que la inteligencia artificial podría complementar la terapia tradicional, funcionando como una herramienta de apoyo. "Podría ayudar a dar una orientación inicial, ofrecer un primer diagnóstico, o incluso dar una segunda opinión", explica Polo. Este enfoque podría ser especialmente útil en situaciones donde las parejas o los individuos busquen una guía más neutral o necesiten mejorar la comunicación. Sin embargo, en casos más complejos o cuando se trata de cuestiones emocionales profundas, la presencia de un terapeuta humano sigue siendo indispensable.

Mujer sentada en el sofá llorando en terapia de pareja mientras su marido grita en la terapia
De esta forma, la IA podría desempeñar un papel importante en los primeros pasos de un proceso terapéutico, pero no se debe confiar completamente en ella para intervenciones críticas o decisiones de alto impacto.
Un futuro incierto pero prometedor
En definitiva, el experimento realizado por la Ohio State University y las declaraciones de Juan Diego Polo abren las puertas a un debate interesante sobre el papel de la inteligencia artificial en la salud mental. Si bien es claro que la IA aún no está preparada para reemplazar a los terapeutas humanos, su capacidad para ofrecer apoyo inicial y complementar las terapias tradicionales es innegable. A medida que la tecnología avanza, es posible que veamos más experimentos y aplicaciones en este campo, pero, por ahora, parece que el toque humano sigue siendo fundamental en el tratamiento de los problemas emocionales más profundos.
Quizás dentro de 10 años, la IA pueda evolucionar hasta convertirse en una herramienta más compleja, capaz de abordar problemas emocionales más profundos, pero por ahora, sigue siendo un apoyo más que un sustituto. Sin duda, un campo en constante evolución que promete revolucionar el modo en que entendemos la terapia y la salud mental.