El descomunal error al cocinar croquetas que puede hacerlas incomestibles

Las croquetas nos encantan a todos, pero hay que tener mucho cuidado al cocinarlas si no queremos arruinarlas sin remedio

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Una de las comidas más disfrutadas por todos es, sin duda, las croquetas. ¿Conoces a alguien a quien no le gusten? Es muy difícil no acertar con este habitual de la mesa española. Sobre todo, por la gran variedad de sabores con los que nos podemos encontrar gracias a este alimento: jamón, pollo, cocido, chuletón, marisco, boletus… Al gusto del consumidor, ya que en nuestros días parece posible que exista una croqueta para cada persona.

Prepararlas es muy fácil, pero eso no significa que no puedan cometerse errores a la hora de cocinar croquetas. Si quieres que las tuyas sepan como las de la abuela, las de toda la vida, hay un error imperdonable. No debes cometerlo nunca, pues el resultado final puede ser muy diferente al que te permitiría convencer a los comensales que degusten tus croquetas.

El secreto está en el aceite. Hay que usar mucha cantidad, para que este cubra las croquetas que van a ser freídas. Además, tiene que ser un aceite de buena calidad. Por ejemplo, el aceite de oliva virgen o el aceite alto oleico. Este último es más apropiado para las freidoras, que pueden resultar de gran ayuda a la hora de cocinar croquetas.

Es fundamental que el aceite esté caliente cuando pongamos las croquetas en la sartén o freidora que utilicemos. Si cumplimos esta máxima, el interior de las croquetas quedará sellado y en él no entrará aceite. Así, el rebozado se dorará y quedará seco y crujiente. Pero, reiteramos, para que todo salga bien es imprescindible que no nos importe usar mucho aceite.

¿Freidora o sartén?

Las freidoras son fantásticas para las croquetas, pero hay que cambiar su aceite cada día. Además, se necesita alcanzar una temperatura de 180 grados para que el plato quede como debe ser. Su ventaja es que podemos cocinar unas cuantas croquetas a la vez, que resulta un electrodoméstico bastante limpio y que podemos controlar la temperatura.

Por otro lado, la sartén nos obliga a controlar que las croquetas se hagan igual por todos los lados, que no se rompan y que no se quemen. Si las croquetas no se rompen y quedan cremosas por dentro, todo habrá salido bien. Además, hay que tener en cuenta que las croquetas de tamaño medio no deben estar más de uno o dos minutos friéndose. Sin olvidar que nuestra máxima preocupación es que el aceite no se enfríe.

Hay que sumergir las croquetas en aceite, sin que nos asuste pasarnos. Freírlas poco a poco, sin bajar de golpe la temperatura, es otro truco infalible.

Si las haces a mano, cuidado con el rebozado

Con huevo y pan rallado, corremos el riesgo de que las croquetas se abran al contactar con el aceite caliente. Si las pasamos primero por harina, antes de empanarlas, reducimos el riesgo. Pero hay que ser muy cuidadosos: sólo hay que aplicar el rebozado una vez. Si este es muy grueso, las croquetas que obtendremos no serán perfectas. Hay que buscar algo fino, a la par que firme y crujiente.

La bechamel, otro ‘peligro’

Una clave más para lograr unas croquetas triunfadoras. El secreto está en las vueltas que le demos a la salsa. Tenemos que conseguir una masa cremosa y consistente, sin grumos y sabrosa. Según de que sean las croquetas, la bechamel deberá ser más o menos espesa o más o menos clara.

Todo tiene que estar caliente: aunque haya que ir poco a poco, lo fundamental es que nada se enfríe. Además, no hay que cocer demasiado la masa y debemos calcular bien la harina. Si dejamos enfriar la bechamel en la nevera, esta se solidificará y ya podremos formar las croquetas.

Con estas indicaciones, seguro que tus croquetas consiguen el visto bueno de cualquiera que las pruebe. Es fácil hacerlas, pero merece la pena tener claro qué hacer y qué no para que el resultado sea óptimo y tu abuela pueda sentirse orgullosa de ti.

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