Una doctora explica el mayor problema que tenemos las personas con el dolor: "No sabemos dejar ir"

La psiquiatra acaba de publicar "¿Por dónde se sale?" en el que habla de como se gestionan y funcionan cada una de las emociones negativas de nuestro cuerpo

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Una doctora explica el mayor problema que tenemos las personas con el dolor: "No sabemos dejar ir"

Redacción Poniendo Las Calles

Publicado el - Actualizado

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La mayoría de las personas, por no decir todas, hemos tenido o tenemos algún trauma o problema que no nos ha dejado desarrollar nuestra vida de forma normal. La mayoría de las veces son cuestiones que se aparcan en nuestra mente y esto provoca que, de vez en cuando, nos sintamos inseguros y con miedos. Hoy nos ayuda a Poner las Calles la doctora Anabel González. Ella es psiquiatra y psicoterapeuta. Trabaja en el Complexo Hospitalario Universitario A Coruña y acaba de publicar un libro que nos puede ayudar en estos temas: “¿Por dónde se sale? Cómo deshacer el miedo, aliviar el malestar psicológico y adquirir un apego seguro”.

Es posible reconocer que la mayoría de las personas tenemos algún trauma que nos suele acompañar toda la vida y que, como un herpes, de vez en cuando da la cara. ¿Debemos definirlo así es exagerado o es la pura realidad? “Si pensamos en traumas muy graves, es exagerado, pero si entendemos como trauma a cualquier cosa que se quede atascada, experiencias que no hemos terminado de asimilar, si es realista pensar así.” - reconoce la doctora. ¿Quién no tiene cosas un poquito bloqueadas o cosas que no ha terminado de digerir en su historia

Seguro que alguna vez has sentido que un tema te impide avanzar, algo que ocurre en momento especialmente sensible, que nos suele coger cansados, flojitos, o porque son demasiadas las cosas que pasan juntas. “Puede darse también el caso de que se trate de personas con gran significado para nosotros, donde el daño lo vemos más grande, porque nos hace daño la cosa y la persona que lo dice.” - asegura la doctora.

A cada persona le afectan las circustancias de una forma o de otra, dependen de un calibre, donde influye más la percepción individual, es decir, lo que significa para una persona una cosa determinada, no significa para otra. Además, se van encadenando unas con otras. “Un ejemplo sería: si he tenido una experiencia de traición por una persona significativa, la siguiente vez que amenace con que vuelva a pasar eso, seguramente esté sensibilizado, y me afecte menos porque llueve sobre mojado.” - ejemplifica a Carlos Moreno 'El Pulpo'.

El miedo es uno de los gran traumas de las personas. Está presente desde que nacemos para avisarnos, es nuestra alerta, nuestra alarma para avisarnos cuando pueden haber cosas peligrosas. “Debemos pensar siempre que el miedo está de nuestro lado, la cosa es que a veces se nos queda metido en el cuerpo y no se va y ya no juega a favor. Comienza a tomar decisiones por nosotros, nos deja paralizados en situaciones en las que podríamos reaccionar si no estuviéramos tan asustados, pero como no nos podemos mover, somos incapaces de solucionar las cosas por el bloqueo que nos produce y ahí es cuando se convierte en problema.” - explica la psquiatra.

En cuanto a la ansiedad, nada tiene que ver con el miedo, aunque se encuentren dentro de la misma gama de emoción. “El miedo es un peligro que tengo delante y la ansiedad es un peligro que me imagino, el cual a veces es peor la imaginación, dado que suelen ser cosas mucho mas catastróficas y difíciles que de las que luego pasan.” - razona la psicoterapeuta. Hay personas que viven en un futuro, como si tuvieran una bola de cristal en la que observan que todo es terrible y ahí es de donde viene la angustia, tan inconcreta, inmanejable, dado que el futuro no está escrito.

Las obsesiones, la ansiedad, la angustia, son estados en los que nos metemos en ocasiones sin saber por qué han surgido. Y normalmente, cuando uno se encuentra dentro, salir no suele ser fácil, pero se consigue. Lo primero para ello es entendernos, dado que hay veces que el miedo no tiene sentido porque se puede quedar pegado a otras cosas. “Yo a lo mejor cojo un vuelo, hay una turbulencia, no es gran cosa pero voy en una temporada que ya a mi me tiembla el suelo bajo los pies porque con mi pareja me está yendo regular, el trabajo regular, con lo que el vuelo termina aportando angustia y le coges miedo a volar, que igual es por nada, porque el vuelo no fue para tanto pero el alrededor si. Cada vez que cojas un vuelo el miedo que pasaste ese día lo vas a volver a sentir y no va a ir a mejor si no te paras a pensar que pasaba en ese momento.” - vuelve a ejemplificar la doctora.

La solución del miedo no tiene que ver con la calma, sino con la seguridad, una seguridad interna, que no se consigue con relajación, sino con reflexión, con la conexión con los demás. Las relaciones con los demás es un factor protector para la salud física y emocional y es un primer paso para avanzar, donde sabemos que aunque nos equivoquemos nos podemos desarrollar con seguridad.

En el libro refleja algo esencial, “si de niños hemos sido cuidados, pero al mismo tiempos nos han dado autonomía, es más fácil que según vayamos creciendo nos encontremos más estables para superar las dificultades”. Si desde casa hemos convivido con personas que nos han hecho sentir su presencia, su confianza y muestran algo de importancia en nosotros, sabemos que nos van a ayudar en la medida que puedan. “No hace falta tener padres perfectos, que cuando escuchamos estas cosas parece que tenemos que estar ahí entendiéndolo todo. Hace falta ser normalito pero estar y que los niños tengan la sensación de que hay alguien ahí. Si yo soy así, cuando ellos son adultos, va a ser posible que puedan hablar con la gente, contar las cosas y resolver los problemas.” Aunque también debemos de dejar que hagan cosas solos, que sean autónomos. Debe haber un equilibrio entre las dos.

Las emociones pueden llevarnos a un dolor permanente, pero no dolor físico, sino mental, donde el mayor problema no es el mismo dolor, dado que se pasa, sino que si no dejamos de abrazarlo, de dejar que nos abracen, el dolor no se irá. “El mayor problema con el dolor es cuando armamos toda nuestra estructura mental para no tocar ahí. Entonces se queda ahí dentro, se pudre e incluso nosotros escarbamos en la herida, entramos solo para machacarnos, para culparnos, para torturarnos y eso va haciendo que el dolor aumente.” - explica a Carlos Moreno 'El Pulpo' acerca del dolor. Cuando algo nos duele, nos cuidamos, pero hay personas que cuando algo les duele se trata peor que nunca e incluso se dejan ir y por tanto se mantiene toda la vida.

La clave está en la reflexión y en la confianza. Siempre se puede aprender, da igual la edad. Se debe tener claro que no se aprende en un día, y que el problema principal que tenemos es que solemos buscar más recetas que soluciones y pocos cambios reales, esos que son poquito a poco, por ensayo-error. Lo principal para cambiar es querer y coger la buena dirección.

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